Por: Luis Javier Capote Pérez
El logotipo de la radio ECCA.
Cuando se planteó la temática del presente número de Generation el contenido del artículo que iba a aportar estaba claro para mí. Si había que hablar sobre despedidas, era evidente que también tocaba hablar sobre finalizaciones, sí, pero también sobre comienzos. La vida está jalonada de adioses: a las etapas de la existencia: a las aulas del colegio, del instituto, de la universidad; a los compañeros de pupitre que conocimos en su seno, a los familiares que, por ley de vida, nos han precedido en el mundo; a los trabajos por los que vamos pasando; a los amigos que vienen y van; a las parejas con las que compartimos un sentimiento amoroso y el deseo de una vida en común. La vida es eso que pasa mientras hacemos planes en los que tenemos el anhelo de que ciertos momentos se hagan eternos y que determinadas personas no se vayan de nuestro lado. Lo primero nunca se consigue, en tanto que lo segundo es tan poco común que, cuando sucede, es algo doblemente valioso. La vida es, en sí misma, incierta y más aún en estos tiempos interesantes que nos toca contemplar, pero una parte positiva de esa característica es la de las sorpresas que puede darnos. Cada despedida implica un fin y ese fin puede verse continuado de un principio. Solamente en dos casos tenemos la seguridad total inherente a una finalización: la muerte y los impuestos (esto último para el común de los mortales). Todo lo demás plantea un continuará, que hace bueno aquello de evolucionar o perecer, en el sentido de que hay que adaptarse a los tiempos que corren, porque el mundo no espera a nadie.
Si quien lee estas líneas ha llegado a terminar el primer párrafo, se preguntará a qué venía esa combinación de obviedades y nostalgias. Si no ha dejado el texto—y al autor—por imposibles vamos al punto central: el pasado 30 de junio de 2023, la emisora Radio ECCA apagaba sus micrófonos y culminaba su conversión en una plataforma digital educativa. Esta emisora inició su labor el 15 de febrero de 1965 en las Islas Canarias, como una institución educativa y de acción social. Su función principal era la enseñanza, orientada para aquellas personas que no podían o no pudieron acceder a la educación por las vías habituales. En los años posteriores, su formación se iría ampliando y diversificando: el reconocimiento oficial trajo consigo la posibilidad de preparar las pruebas para la obtención del graduado escolar; la formación reglada -educación básica, bachillerato, formación profesional- compartió espacio con la extensión cultural; el ámbito geográfico insular dejó pasó a la expansión por la España peninsular, Hispanoamérica y África occidental. Radio ECCA supuso para varias generaciones de oyentes la posibilidad de aprender, usando un aparato de comunicación -el transistor- que era el vínculo principal con un mundo en el que los televisores estaban al alcance de no muchos y la educación distaba mucho de ser el servicio público universal que es hoy en día en España. Su sistema educativa -el sistema ECCA- también tenía como marca de la casa la forma de hacer radio -de producir, de locutar, de interactuar con la audiencia- que acabó formando parte de la cultura popular, hasta el punto de ser parte del humor costumbrista que utilizaba el cómico grancanario Manolo Vieira en sus actuaciones.
Radio ECCA se fue adaptando a las necesidades de los tiempos, hasta alcanzar un punto en el que el papel de la emisora ya no ha sido preponderante en el desarrollo de la función educativa. La forma en la que se accede a los medios de comunicación -prensa, radio, televisión- ha ido cambiando con los años: el modelo lineal ha dejado paso, de cara a las nuevas generaciones, al consumo a la carta. La formación se ha visto influida profundamente por la aparición de la Red y sus múltiples posibilidades -aulas virtuales, tutoriales, recursos audiovisuales…- hasta llegar a un punto en el que la fundación responsable de la emisora ha echado el cierre a la misma, para apostar definitivamente por un modelo que lleva bastante tiempo implantado en todo el mundo. La misma filosofía bajo otro formato. Algo inevitable, a la vista de los acontecimientos y sin que suponga la ausencia de cierta nostalgia, por el hecho de que un medio de comunicación que ha estado presente durante casi sesenta años haya desaparecido. En otro tiempo, la radio era el medio de comunicación y difusión hegemónico y, en muchas regiones del mundo, aún lo sigue siendo. Hoy se mantiene, lejos de los vaticinios relativos a su desaparición -recurrentes con la aparición de cada nuevo medio o vehículo para la difusión de ideas- pero de una forma bien distinta a como se realizaba en otros tiempos. Lo mismo sucede con el cine o la televisión pero, en el caso de Radio ECCA, hablamos de un instrumento para un objetivo primordial, que no es otro que la educación. El medio de comunicación no es un fin sino, valga la redundancia, un medio para la consecución de ese fin formador que la ha definido desde inicio.
La evolución de Radio ECCA es parecida a la de otros medios radiofónicos culturales, como son las emisoras universitarias. Los tiempos y las circunstancias cambian y si hace quince años la preocupación de las radios académicas españolas -reunidas en torno a la Asociación de Radios Universitarias de España, ARU- era el reconocimiento legal para poder optar a una licencia de uso en los concursos públicos de concesión de diales en el espectro radiofónico, ahora se asume que la Red es un presente en el que se puede llegar más lejos y a más gente con herramientas como los podcasts o los videoblogs. El objetivo de hacer divulgación desde el ámbito académico se mantiene, adaptándose a la realidad de los tiempos.
Mi experiencia con Radio ECCA se remonta al año 2006, cuando desde su dirección se invitó a Radio Campus, la emisora de la Universidad de La Laguna, a tener un espacio dentro de su programa Comunidad educativa, para hablar de la agenda semanal de actividades de la institución. Esta propuesta se tradujo en una colaboración que se ha prolongado durante diecisiete años y que, con el cierre de las emisiones de la radio anfitriona, ha llegado a su fin. En el proceso, ha tocado despedirse de todas las personas que, en locución, realización y producción contribuyeron a que el mensaje de Radio Campus llegara a la audiencia de Radio ECCA. No volveremos a encontrarnos al inicio del próximo año académico, pero la gratitud quedará para siempre. Queda por aquí la despedida que, desde la emisora de la Universidad de La Laguna, grabamos como parte del último programa que cerraba un largo y venturoso periodo de colaboración.
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