Por: Nishika Ramchandani
Momentos de reflexión entre la autora y su diario.
Querido diario:
Hoy es el día. El día que recuerda a Valentín.
San Valentín, el sacerdote de Roma, decían en su época.
San Valentín, el día del Amor, celebramos ahora.
Resulta que no es un día cualquiera:
Es el día en que el corazón late un poco más,
el día en que la ciudad se llena de rosas,
el día en que regalamos cosas,
el día en que damos cartas,
y recibimos promesas.
En ocasiones hemos hablado de esto.
El amor a mí misma.
El amor romántico.
El amor de y hacia mis padres.
El amor de familia.
El amor de amistad.
El amor de hermanos.
El amor a la vida.
El amor y el desamor.
Y en otras hemos ido un poco más allá.
La materialidad del amor.
La publicidad del amor.
La espiritualidad del amor.
La falsedad del amor.
La modernidad del amor.
Hasta el consumismo del amor.
Muchas conversaciones me faltarán.
Pero hoy no he venido a eso.
Hoy me disculpo. Hoy te agradezco.
Aquí y ahora te reconozco
como el amor de mi vida.
Confieso que te necesito
pues eres impredecible en mi día a día.
Confieso que te quiero
pues de mi vida haces poesía.
Aún no sabes de qué hablo
a quién tanto aprecio guardo.
Son palabras sin sentido
de significado escondido.
A veces creo que me aprovecho de ti
porque siempre estás ahí para mi.
Algunas etimologías reconocen
a este amor llamado: Filología.
Contigo celebro el amor
cada vez que te hablo,
cada vez que te pienso,
cada vez que te leo,
cada vez que te escribo,
y cada vez que te t e c l e o.
Queridas palabras,
gracias por existir, por ser y por estar.
Y por ayudarme a expresar
todo aquello que quiero
todo aquello que veo
y todo aquello que siento.
En las buenas y en las malas
cuando me quiero reir y cuando quiero llorar
ahí siempre estáis.
En mi diario y en libros,
en cartas y en postales,
en canciones, en declaraciones.
en mensajes de WhatsApp
y en publicaciones de Instagram.
Querido acto de escribir,
estás en todo y no te apreciamos en nada.
Perdón por aprovecharme de ti,
por utilizarte hasta cuando hablo de ti.
Y es que siendo filóloga inglesa pienso:
There is something about words
that can’t be expressed through words
And with all the love in my heart, today
I declare to the world and to you:
I anchor myself to words
because I feel too much.
I anchor myself to words
despite knowing they
never fully capture
what I feel.
But I do feel, and I feel a lot.
Words hold you and hug you tight
Words help you make sense of the world
Words free you
Words care for you
Words play with you
Words break you
Words disappoint you
But words are always there with you.
Each time I read
Each time I write
I am making love
It is not a secret anymore–
but for the whole world to know.
Thank you for being with me
every second, every minute, every day.
They care not who you are,
what you are, nor where is your home.
Words are in all places,
in all languages,
wherever you are—
they become your home.
Sentir para escribir y Vivir para escribir.
Porque cuando no sabemos qué sentimos,
escribimos, y cuando escribimos,
aprendemos que la vida da muchos giros,
y de lo que se trata es de vivirlos.
Y con este juego de palabras,
hablando de Roma,
llegamos a hablar del Amor.
Y así es el día a día,
la vida da mil vueltas,
a veces volteretas.
Quién diría que paseando por Roma
al amor de mi vida encontraría.
El Amor al Acto de Escribir.
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