Por: Daniel Santos
Una tarde caluroso en Washington Square Park, Nueva York.
Sentado en un banco mientras el atardecer me mece en sus brazos,
You wanna play? Alguien me pregunta señalando unas piezas de ajedrez.
I’d love to, but you know, I’m in a hurry.
Why I am in a hurry?
Mejor observa a las diversas gentes que pasean ensimismadas
Bajo la atenta mirada del imponente Washington Square Arch.
Un batiburrillo de pensamientos me asalta…
¿Los sueños se pueden cumplir?
A veces creo que sí, y a veces creo que no.
¿Tiene sentido una vida donde todos los sueños se cumplen?
Pienso que no. Ya sabes el final de todo lo que emprendes,
¿Qué emoción entonces tiene el nunca conocer la amargura del fracaso?
¿Tiene sentido una vida donde ningún sueño se cumple?
No, pues ¿Para qué vivir?
Pero, primero que todo, ¿Qué es un sueño?
Como dijo Calderón, toda la vida es sueño, entonces,
¿Por qué nos empeñamos en vivirla como si no lo fuera?
Un sueño tiene más que ver con lo interior que con lo exterior.
Con lo que no se puede ver, ni tocar, ni oír, pero sí sentir en todo su esplendor.
Un sueño es el ahora, el pasado y el futuro, y lo contrario a un sueño es siempre mirar
a lo que fue, podrá ser, podría haber sido, pero nunca a lo que es en verdad.
Un sueño es algo pequeño, que se puede cuidar y mimar y,
Tras mucho trabajar, cuidar y mimar, los juntas unos con los otros,
De manera natural, casi inocente, y tendremos una vida hecha de sueños.
Toda la vida es sueño.
No todos los sueños se cumplen.
Pero desde que empezamos a vivir ya cumplimos sueños.
¿Tiene sentido una vida donde todos los sueños se cumplen?
Pienso que no. Ya sabes el final de todo lo que emprendes,
¿Qué emoción entonces tiene el nunca conocer la amargura del fracaso?
¿Tiene sentido una vida donde ningún sueño se cumple?
No existe vida en la que ningún sueño se cumpla, porque el empezar a vivir ya es un sueño.
I’d better get back home. It’s late.
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